
Viviendo Exiliada
Hace casi tres años tomé la difícil decisión de irme de mi amado Puerto Rico. Justo había azotado el huracán María dejando a su paso el desastre y la incertidumbre que un fenómeno como este suele provocar. María nos dejó sin empleo, con muchas deudas y con pocas esperanzas de recuperarnos de tal azote. Agobiada por tanto comencé a explorar cuál sería mi próximo destino. Obviamente para nosotros Estados Unidos es la primera y más fácil opción por ser ciudadanos estadounidenses. Sabía que ir a New York y Chicago que es donde viven tíos y primos no era una opción para mi, pues soy del trópico y no me gusta el frío extremo. Entonces comencé a mirar los estados en donde vivían mis amigos, ya que soy creyente de que debes tener algún tipo de sistema de apoyo. Atlanta fue la elección.
Empaqué lo que podía y salí con una maleta llena de esperanzas y ganas de salir adelante. Al llegar, mi meta era encontrar cualquier tipo de trabajo. Y así fue. Mi primer trabajo lo conseguí tras dos semanas en Georgia. Era un trabajo lejos de mi preparación académica, muy humilde, pero pagaba mis cuentas. Mi primer choque fue el idioma. Tú, que has estudiado tanto, que has hecho mil exámenes en los que has sacado buenas notas y de hecho tienes un título que acredita tu nivel… llegas a tu destino y no entiendes tres de cada cinco palabras que te dicen. El acento es completamente diferente, hablan rápido, acortan palabras… no es lo que tú has aprendido y el hecho de que tengan que repetir la misma frase varias veces hace que te sientas frustrado. Esto puede hacer que tu auto confianza disminuya momentáneamente. Es importante que comprendas que esto inevitablemente puede suceder, pero que como tantas otras cosas, pasará. Cuando tu oído se acostumbre, conozcas gente y tengas que hablar sí o sí, verás como sin darte cuenta, serás uno más de esos que hablan deprisa y no se les entiende. Perderle el miedo le digo yo.
Cuando comienzas a vivir en un lugar diferente tus emociones se multiplican. Tanto las sensaciones positivas, como las negativas, incrementarán. Cuidado con los pensamientos negativos pues junto a la añoranza de tu familia y amigos, en ocasiones harán decaer tu autoestima.
En mi caso hago dos cosas, primero trato de hablar con mis padres lo más que pueda y el FaceTime es una herramienta indispensable. Es casi como tenerlos junto a mi, con el mismo calor y amor. Lo segundo. trato de mantener un estilo de vida lo más cercano que pueda al que tenía en la isla. Es decir, trato de comer las mismas cosas y de escuchar noticias y música de Puerto Rico. En fin, tratar de mantenerte conectado para no perder tu esencia a la misma vez que vas creando un nuevo círculo de amistades y costumbres en el lugar que te encuentres. Recuerdo que al llegar aquí lo primero que hice fue buscar en las redes sociales grupos de Boricuas y latinos. Por lo general, en estos suelen crear eventos para que puedas conocer gente. Hablarás con muchas personas, te contarán que hacen y que les ha llevado hasta allí y cada una de ellas te aportará algo diferente. Aprende lo más que puedas.
Debo añadir, y en mi caso es una de las cosas más difíciles, que el clima del lugar del destino puede suponer también un gran reto. Vivir en latitudes diferentes implica inviernos más largos, más fríos, más oscuros y muchas menos horas de sol al año. Y no es solo por el frío, la falta de claridad y calor pueden inducir a tener poca actividad física y por ende cambios en tu cuerpo. Puedes aumentar de peso, tener cambios en la piel, incluso puede interferir en tu estado anímico. En mi caso, el cambio en la piel siempre se agudiza en invierno, en cuanto al peso he estado en los dos extremos, muy delgada pero también con varias libras extras. Pero no nos engañemos, los puertorriqueños tampoco estamos acostumbrados al clima caliente extremo como se da por ejemplo en Arizona. Es solo que en mi caso no les puedo hablar de eso porque en Atlanta es bastante parecido al de la isla. Mi recomendación es que en invierno busques realizar actividades “indoor” como el cine, el teatro, busca un buen libro para leer y en verano aprovecha al máximo las actividades al aire libre.
En fin, vivir en un país diferente es un acto de valentía. Debes superar el hecho de que te perderás momentos y fechas importantes a nivel familiar. En el camino te das cuenta quiénes son tus verdaderos amigos. Sin embargo, cada meta cumplida y cada logro te empodera para darte la fuerza que necesitas para seguir adelante. No es un camino fácil, sobretodo cuando estás comenzando, pero no dejes que esto te desvíe de tu meta. Lucha, resiste que como dice la canción “Esta raza siempre es brava, aunque sople el temporal”.