Uno de los retos principales que enfrentamos los puertorriqueños que vivimos en la diáspora es cómo mantenemos vivas nuestras tradiciones, cultura e identidad estando fuera del archipiélago. Con esta asignatura se enfrentó Walter Feshold Rodríguez, maestro de español quien en el año 2015 junto con su esposa, se trasladó a Indiana donde obtuvo una oferta laboral.
Preocupado porque su hija menor crecía sin estudiar la historia de Puerto Rico, decidió escribir un cuento sobre los indios taínos. Escribió un relato bilingüe con la esperanza de publicarlo eventualmente para llegar a más personas. Finalmente ese día llegó al poder publicar, El Cemí Mágico/The Magical Cemí, la primera parte de una trilogía. La segunda parte saldrá de imprenta a finales del año 2022, y la tercera, a finales del 2023.
La historia trata sobre una niña puertorriqueña que emigra hacia la Florida junto con su familia, pero que todos los años durante el verano viaja a PR para visitar al resto de sus parientes. A los 12 años, mientras está en PR, encuentra un cemí muy poderoso que le permite viajar en el tiempo y conocer al mundo taíno. Mediante esta historia de ficción, se detalla cómo era la vida de los indios taínos.
“Es una visión histórica que busca desmitificar lo que se nos ha enseñado sobre los taínos. La segunda dimensión que aborda la historia, retrata distintos aspectos que vivimos los puertorriqueños en la diáspora. Por ahora el libro solo se consigue por Amazon, bajo el título de El Cemí Mágico”, comentó Walter Feshold Rodríguez.
Marzo es el mes sobre la concientización del temblor esencial, condición que padezco desde niña. El temblor esencial se define como “un trastorno del sistema nervioso que causa temblores rítmicos”. En el 2012 escribí “Viviendo con Temblor Esencial”donde hablo de lo difícil que es tener una condición poco estudiada y conocida en una sociedad que suele rechazar lo que es diferente a lo “normal”. Diez años después poco a cambiado.
Recientemente recibí un correo electrónico de una conocida megatienda online que aporta un porcentaje de cada una de sus ventas a la organización sin fines de lucro que cada persona escoja. En ese reporte me indican que InternationalEssential Tremor Foundation (Fundación Temblor Esencial) recibió del total de las donaciones a nivel mundial $853.31. Lo cual es un número increíble por donaciones pero si lo comparo con los $377 millones que han repartido a nivel mundial para las demás fundaciones sin fines de lucro entonces puedo entender lo poco conocido del Temblor Esencial y el desbalance que existe en términos de ayuda y los mismos recursos que se necesitan precisamente para crear conciencia y ayuda.
Conociendo esa desigualdad lo único que nos queda es seguir creando conciencia en nuestro entorno inmediato. ¿Qué es el temblor esencial o temblor benigno? El temblor esencial es una condición neurológica que provoca un temblor rítmico de las manos, la cabeza, el torso, la voz o las piernas, se puede manifestar en una de las anteriores partes o en todas al mismo tiempo. A menudo se confunde con la enfermedad de Parkinson, aunque el temblor esencial es ocho veces más común y afecta entre 7 y 10 millones de estadounidenses y millones más en todo el mundo.
La primera vez que fui a buscar respuestas médicas fue precisamente incitada por mis compañeros de trabajo quienes tenían la preocupación de que mis temblores fueran Parkinson. Tenía unos treinta años en esa ocasión y aunque mis manos temblaban desde niña mis padres siempre lo despachaban como “la nerviosita” de la familia. Nada más lejos de la realidad pues mi personalidad siempre se ha caracterizado por ser una persona extrovertida y dispuesta a tratar todo. Luego de esa visita al médico supe que en muchos casos, el trastorno es hereditario. Los familiares de primer grado de una persona con ET tienen casi cinco veces más probabilidades de desarrollar el temblor que la población en general. Recuerdo muy bien que mi madre, quien me acompañó a la consulta, no podía precisar si alguien en la familia al igual que yo temblaba. Fue tiempo después de publicar aquel primer escrito que una prima de ella me informó que a mi bisabuela le temblaban las manos y que también su hermana lo había heredado.
Esta información llegó como un bálsamo, ahora podía entender muchas cosas, y de haberlo sabido antes, quizás hubiera podido manejar mejor el estrés y la ansiedad que provoca en las personas que padecen el temblor benigno. El trastorno puede causar dificultad con las actividades diarias normales y potencialmente puede afectar dramáticamente la calidad de vida de un individuo. Las personas afectadas suelen evitar situaciones sociales o estresantes debido a la ansiedad y la frustración que él mismo provoca lo que aumenta las probabilidades de provocar trastornos de ansiedad, depresión y otras condiciones mentales.
No hay cura para el temblor esencial. El tratamiento tiene como objetivo disminuir los movimientos involuntarios. Para identificar el mejor tratamiento, debe consultar con un neurólogo. Los tratamientos pueden incluir: medicamentos como el propranolol u otros bloqueadores beta y primidona, un fármaco anticonvulsivo. Otra forma de tratamiento es la estimulación cerebral profunda; utiliza un dispositivo médico que funciona con baterías implantado quirúrgicamente llamado neuroestimulador para administrar estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro que controlan el movimiento, bloqueando temporalmente las señales nerviosas que lo causan. También existen dispositivos adaptativos. Estos son dispositivos externos que pueden ayudar a cambiar o controlar la gravedad de sus temblores. Otras alternativas son los ultrasonidos focalizados de alta intensidad guiados por resonancia magnética. Esto utiliza imágenes de resonancia magnética (MRI) para destruir el tejido en el tálamo. También se puede recurrir a inyecciones de Botox en los músculos afectados así como a técnicas de manejo del estrés fuera de la medicina convencional. En esa consulta se me explicó que el alcohol reduce los temblores, algo que ya yo había comprobado, pero que una vez pasado su efecto los temblores pueden volver de una manera más severa.
Pocas veces he encontrado personas que padezcan de la condición, salvo en una ocasión a una persona que me tocó atender, a una señora en una cafetería, un conocido rapero de la isla, y relatos de amigos que conocen a alguien que también lo sufre. Es como sentirte extraño dentro de tu propia piel (y no exagero). Buscando recursos de información encontré la IETF (International Essential Tremor Foundation) fundación oficial a nivel nacional quienes proveen apoyo, educación, recursos, grupos de apoyos y médicos especializados a la comunidad en general.
Como ya les mencioné, Marzo es el mes Internacional de Crear Conciencia sobre el Temblor Esencial. Si ves a alguien que tiene problemas para hacer alguna tarea “rutinaria”, detente piensa que para algunos es posible sea un poco más complicado. Ten cuidado en la forma en que miras a alguien con problemas, usualmente generamos una gran capacidad de percibir y sentir como nos ves. Si vas a preguntar, hazlo de una forma correcta, si vas a ayudar entiende el por que lo estas haciendo. Necesitamos generar más estudios en el tema, hablamos de una condición degenerativa y alguien debe preocuparse en encontrar una ayuda efectiva.
Si hoy me animo a contarte mi historia es para crear conciencia, no es fácil vivir con el estigma de ser “la nerviosita”, de que te aislen o discriminen por algo de lo que no tienes el control. Si quieres ayudar a hacer parte de la diferencia puedes donar tiempo o dinero para costear becas y estudios entrando a la página https://interland3.donorperfect.net/weblink/WebLink.aspx?name=E207556&id=18 . Mientras tanto, los pacientes con Temblor Esencial seguimos esperando por una cura definitiva.
¡Hola a todos! En el mes en cual celebramos la grandeza de las mujeres, me animé a escribir sobre una de las que más admiro en mi vida. Ella es mi hermana, Ivelisse Narváez. Ivi, como le llaman en los States porque nunca saben pronunciar su nombre o apellido, es un ser muy especial que ha caminado por la vida ayudando a muchas personas y sin hacer mucho ruido. Así como nos dicen sin trompetas, ni pancartas. Desde niña fue muy madura, dada a los demás y fue pieza clave en desarrollo de nuestra familia. De padres muy trabajadores y humildes con unos tres hermanos, como yo, que le sacamos par de canas. En casa a Ivi siempre le tocaron muchas responsabilidades de hermana mayor. Entiendo que por estas responsabilidades fue que aprendió a desarrollarse y planificarse bien en la vida. Luego de culminar su Bachillerato en Contabilidad parte a los Estados Unidos a muy temprana edad para forjar su vida, teniendo la oportunidad de vivir en varios estados como Hawaii, North Carolina, entre otros. Madre de dos excelentes hijos a los cuales se dedicó a tiempo completo durante sus primeros años. Luego, Ivi comienza a sentir la ilusión de seguir sus estudios y completa una maestría en Recursos Humanos la cual, al presente, le permite desempeñarse como Gerente de Recursos Humanos en el estado de Georgia. No obstante, a ella siempre le llamaba la atención el área de bienes raíces. ¿Será porque le ha tocado muchas negociaciones con bancos, vendedores y seguros, inspectores and you name it para poder tener los mejores contratos y beneficios en la adquisición de casas? Estoy segura de que por esta razón decidió ser realtor para poder ayudar a otros latinos a obtener su hogar con alguien en el cual puedan confiar y conozca lo frustrante y complejo del mercado en los Estados Unidos. Es así como se certifica y comienza a trabajar bajo Properties by Ivi en el área de Pooler, Rinchmond Hill, Savanah, Sprinfield, Rincon y Guyton. ¿Qué más les puedo decir de esta mujer tan especial? Es mi norte, mi mentora y mi gran amiga. ¿Qué les pido? Si llegaste hasta aquí y quieres conocer más sobre su trabajo dale “me gusta” a su página de Facebook, Properties by Ivi, y, obvio, si esta buscando vender y comprar en esta área contáctala. Ya lo dijo el gran poeta Antonio Machado, “Caminante no hay camino se hace camino al andar”. Así que a abrir caminos para nuestra gente.
Un abrazo a todos desde nuestra islita hermosa. Mayrelis Narváez
Hoy damos GRACIAS por la vida. Luego de tiempos tan difíciles poder estar y continuar haciendo las cosas que nos apasionan es la mayor de las razones para dar gracias. Por ustedes, nuestros seguidores por su confianza, consejos y soporte. Porque nuestro único propósito es que los que estamos en la Diáspora podamos tener un pedazo de nuestra isla en donde quiera que estemos y a la vez dar a conocer nuestra cultura culinaria tan exquisita y única con el mundo. ¡Agradecida siempre!
Nuestro menú será; Pavo (Pavochon) relleno de Arroz con Longaniza, Ensalada de Papas (la de mi mamá), Guineitos en escabeche, Coquito Tradicional y Pecan Pie. Todo hecho en casita y en familia ¡Feliz Dia de Acción de Gracias!
Mi nombre es Yaritza Santos Rosa. Soy de Corozal, Puerto Rico. Soy parte de la gran cantidad de personas que han dejado su patria para avecinarse en otros lares. Hace dos años migré con toda mi familia a Carolina del Norte, Estados Unidos. Todo comenzó en julio del 2018 a raíz de una propuesta de trabajo que le hicieron a mi esposo, Joel Pérez López, que requería relocalizarse fuera de la isla. Mudarnos a este país no era un plan que teníamos en mente, fue algo que nos tomó por sorpresa. Teníamos que tomar un decisión en muy corto tempo. Después del huracán María que azotó a Puerto Rico en el 2017, formalizarnos en Estados Unidos parecía una buena oportunidad para todos.
La transición fue un poco difícil al principio, ya que aunque nos mudamos a un lugar hermoso, todo se sentía nuevo y ajeno. Extrañábamos mucho nuestro círculo familiar, amistades y el calor de nuestra isla. Una vez establecidos, comenzamos a explorar el sector y lo primero que identificamos fue que la población hispana era muy pequeña en nuestra área. Aunque al comienzo nos sentíamos un poco huérfanos, vivir fuera de Puerto Rico nos ha dado la oportunidad de poder confraternizar y crear amistad con personas de otros países que hablan otros idiomas. Ya han pasado dos años y medio desde que emigramos y se ha convertido para nosotros en una vivencia enriquecedora poder compartir nuestra cultura, creencias y nuestro gustoso paladar con nuevos hermanos y a la vez aprender de su sociedad y tradición.
Uno de los desafíos que nos ha tocado enfrentar ha sido la búsqueda de los productos puertorriqueños que estábamos acostumbrados a conseguir en los supermercados de nuestra isla. Donde vivo, los productos puertorriqueños son sumamente limitados y es un verdadero reto encontrar mercancía comestible típica como: sofrito, plátanos, verduras, entre muchos otros que acostumbramos tener en nuestros hogares. Muchas veces, me ha tocado viajar largas distancias a estados vecinos para conseguir los ingredientes principales de ciertos productos para poderlos recrear en casa. Al mismo tiempo, he aprendido mucho y mi creatividad ha crecido significativamente.
A raíz de la decisión de mudarnos, mi rol en la familia cambió mucho. Sin familia como apoyo, tomamos la decisión de quedarme en la casa, enfocarme en la familia y hacer de esta mueva aventura una más llevadera para todos estos primeros años. Definitivamente me he reinventado de diferentes maneras. Me he enfocado en recrear recetas boricuas para mantener la tradición viva y sentirnos más cerca de casa. La cocina se ha vuelto mi lugar favorito y un pasatiempo que he comenzado a disfrutar mucho. Esto me ha ayudado a conocer mejor la gastronomía de mi isla y ciertamente valorarla.
En el futuro nos encantaría volver a nuestra isla amada; extrañamos tanto de ella. Mientras, estamos agradecidos con esta nueva oportunidad que se nos ha presentado. Seguiremos esforzándonos por mantener viva y presente nuestra cultura en la familia. Continuaremos cumpliendo sueños y metas, mirando al futuro con esperanza. Siempre orgullosos de nuestras raíces. ¡Un cálido abrazo a toda mi gente de puertorriqueña!
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Mi nombre es Alex y viví en Sabana Grande, Puerto Rico. Comencé a ser parte de la diáspora hace 15 años cuando recogí mis pertenencias y me despedí del lugar que fue mi cuna. El lugar que me cuidó del huracán Hugo y de las tradicionales tormentas tropicales. Donde en los fines de semana la pasábamos limpiando los “screen” de toda la casa y donde me encontraba con mis amigos para ir a la cancha. Aquellos momentos no los olvidaré nunca. Rendir y dar todo al no soltar una lágrima sabiendo que extrañaría el calor de las madrugadas. El canto del gallo bandolero, que arruinaba mis reposos con su himno de las madrugadas. Cerré la puerta de mi cuarto, le di un beso a mami y me fui. De la docena de lugares que me han acomodado, el primero fue Guánica. No muy lejos de mi hogar, pero ese fue el comienzo de diversas paradas que finalizaron en Europa.
Suiza, el país del mejor chocolate del mundo fue mi segunda parada. Integrarme a un nuevo idioma, a personas de extrañas maneras de expresarse, el descifrar aquellos jeroglíficos que se encontraban en todos lugares desde la televisión hasta el las latas de cervezas, nada de eso lo recompensaba una barra del mejor chocolate. Sin embargo, el comienzo y el final de las estaciones del año me recordaron aquel decir, “Si quieres algo déjalo ir…”.
Tres años y medio más tarde me encontré en la famosa “América”. Aquel brinco que dan muchos en la isla, ya que en ese lugar al menos encuentras caras conocidas y se puede reconocer el idioma. Nos sentimos como en casa de un vecino. Así también pude servir a la “libertad” en la que vivimos. Mis noches comenzaron a ser inconsecuentes cuando aquellas cervezas extranjeras comenzaron a borrar memorias de mis amigos, de Medallas frías cuando la policía nos ordenaba a bajar el tono de voz, de las fichas de dominós que no se comparaban al sonido alto de las risas borrachas de mis amigos. Esas eran más que nuestras fiestas periódicas de todas las noches en la esquina de mi casa. Pero al menos, el ejército hizo más simple el proceso de integrarme. Desde Fort Leonard Wood hasta Colleman Barracks en Alemania, desde Kuwait hasta Afganistán y de regreso a Alemania. Viviendo con las maletas listas durante más de cuatro años, fue una experiencia única.
Me enamoré y me despedí de todo. Fui al infierno y regresé a una familia. Mi familia. Pasé a una nueva etapa de la vida, mis hijos. No fue difícil rechazar una crianza al estilo americano así que me quedé en Europa. Como toda forzada rutinaria vida trabajo, pago los impuestos y compré una casa. Mis niños están formando su propia niñez, con uno de los mejores programas de educación escolar del mundo que le ofrece también estudios universitarios gratuitos y con un gobierno que le ofrece seguridad médica a todo ciudadano. Hay corrupción en la clase política, pero el pueblo tiene sus servicios. Ese fue el momento en que olvidé la posibilidad de un regreso mi isla Puerto Rico.
Aquí abrí las puertas a nuevos horizontes, nuevas culturas, a estudiar los jeroglíficos escuchado, hablando y escribiendo. Me sentí en ese momento como todo un alemán. Aprendí sus costumbres y tradiciones. También aprendí otras tradiciones de países vecinos. A pesar de todo, aquí sobreviví un cáncer que me iba a costar la vida. En mi país tropical me hubiera muerto por falta de un plan médico.
Reconozco que no soy eterno y al final me volveré a convertir en energía. Cuando eso suceda, aquí se quedará mi cuerpo. Pero muy adentro, siempre recordaré de aquel decir, “Si quieres algo”. Podré hablar otro idioma, pero siempre seré un borinqueño.
Hace casi tres años tomé la difícil decisión de irme de mi amado Puerto Rico. Justo había azotado el huracán María dejando a su paso el desastre y la incertidumbre que un fenómeno como este suele provocar. María nos dejó sin empleo, con muchas deudas y con pocas esperanzas de recuperarnos de tal azote. Agobiada por tanto comencé a explorar cuál sería mi próximo destino. Obviamente para nosotros Estados Unidos es la primera y más fácil opción por ser ciudadanos estadounidenses. Sabía que ir a New York y Chicago que es donde viven tíos y primos no era una opción para mi, pues soy del trópico y no me gusta el frío extremo. Entonces comencé a mirar los estados en donde vivían mis amigos, ya que soy creyente de que debes tener algún tipo de sistema de apoyo. Atlanta fue la elección.
Empaqué lo que podía y salí con una maleta llena de esperanzas y ganas de salir adelante. Al llegar, mi meta era encontrar cualquier tipo de trabajo. Y así fue. Mi primer trabajo lo conseguí tras dos semanas en Georgia. Era un trabajo lejos de mi preparación académica, muy humilde, pero pagaba mis cuentas. Mi primer choque fue el idioma. Tú, que has estudiado tanto, que has hecho mil exámenes en los que has sacado buenas notas y de hecho tienes un título que acredita tu nivel… llegas a tu destino y no entiendes tres de cada cinco palabras que te dicen. El acento es completamente diferente, hablan rápido, acortan palabras… no es lo que tú has aprendido y el hecho de que tengan que repetir la misma frase varias veces hace que te sientas frustrado. Esto puede hacer que tu auto confianza disminuya momentáneamente. Es importante que comprendas que esto inevitablemente puede suceder, pero que como tantas otras cosas, pasará. Cuando tu oído se acostumbre, conozcas gente y tengas que hablar sí o sí, verás como sin darte cuenta, serás uno más de esos que hablan deprisa y no se les entiende. Perderle el miedo le digo yo.
Cuando comienzas a vivir en un lugar diferente tus emociones se multiplican. Tanto las sensaciones positivas, como las negativas, incrementarán. Cuidado con los pensamientos negativos pues junto a la añoranza de tu familia y amigos, en ocasiones harán decaer tu autoestima.
En mi caso hago dos cosas, primero trato de hablar con mis padres lo más que pueda y el FaceTime es una herramienta indispensable. Es casi como tenerlos junto a mi, con el mismo calor y amor. Lo segundo. trato de mantener un estilo de vida lo más cercano que pueda al que tenía en la isla. Es decir, trato de comer las mismas cosas y de escuchar noticias y música de Puerto Rico. En fin, tratar de mantenerte conectado para no perder tu esencia a la misma vez que vas creando un nuevo círculo de amistades y costumbres en el lugar que te encuentres. Recuerdo que al llegar aquí lo primero que hice fue buscar en las redes sociales grupos de Boricuas y latinos. Por lo general, en estos suelen crear eventos para que puedas conocer gente. Hablarás con muchas personas, te contarán que hacen y que les ha llevado hasta allí y cada una de ellas te aportará algo diferente. Aprende lo más que puedas.
Debo añadir, y en mi caso es una de las cosas más difíciles, que el clima del lugar del destino puede suponer también un gran reto. Vivir en latitudes diferentes implica inviernos más largos, más fríos, más oscuros y muchas menos horas de sol al año. Y no es solo por el frío, la falta de claridad y calor pueden inducir a tener poca actividad física y por ende cambios en tu cuerpo. Puedes aumentar de peso, tener cambios en la piel, incluso puede interferir en tu estado anímico. En mi caso, el cambio en la piel siempre se agudiza en invierno, en cuanto al peso he estado en los dos extremos, muy delgada pero también con varias libras extras. Pero no nos engañemos, los puertorriqueños tampoco estamos acostumbrados al clima caliente extremo como se da por ejemplo en Arizona. Es solo que en mi caso no les puedo hablar de eso porque en Atlanta es bastante parecido al de la isla. Mi recomendación es que en invierno busques realizar actividades “indoor” como el cine, el teatro, busca un buen libro para leer y en verano aprovecha al máximo las actividades al aire libre.
En fin, vivir en un país diferente es un acto de valentía. Debes superar el hecho de que te perderás momentos y fechas importantes a nivel familiar. En el camino te das cuenta quiénes son tus verdaderos amigos. Sin embargo, cada meta cumplida y cada logro te empodera para darte la fuerza que necesitas para seguir adelante. No es un camino fácil, sobretodo cuando estás comenzando, pero no dejes que esto te desvíe de tu meta. Lucha, resiste que como dice la canción “Esta raza siempre es brava, aunque sople el temporal”.